y llegamos al plato fuerte…
5ª ETAPA : CANNES-MONACO (55 km)
Al día siguiente fuimos a pasar el día a Mónaco, que al fin y al cabo era la razón y destino de nuestro viaje. En el libro de ruta habíamos marcado las dos posibilidades de llegar; bien por la autopista o bien por la carretera de la costa. Mi preferencia era la costa pero tras hablar con un trabajador del hotel, éste nos aconsejó que a esa hora era mejor ir por autopista y a la vuelta tirar por la costa.
Así lo hicimos. Resulta que el tráfico entre Cannes, Niza y Mónaco es tremendo con retenciones en plena autopista a la altura de las principales entradas a parte de tener que parar en un puñado de peajes de los de echar monedas a un embudo. Con lo cual y a pesar de la escasa distancia tardamos más de una hora. Y Mónaco más de mismo pues entrar nos llevó bastante tiempo tras una gran cola de vehículos ¡se hacía de rogar!
Pero mereció la pena…¡y vaya si mereció! Mónaco no solo es la capital del lujo si no que es todo un paraíso para los amantes del automovilismo. Primero estuve dando varias vueltas casi perdido a ver si conseguía ubicarme para hacer el recorrido completo del circuito de F1 . Sinceramente, es la primera vez que llego a un sitio y no me importó lo más absoluto dar vueltas y vueltas porque a cada momento te encontrabas con alguna joya mecánica por no hablar de estar rodando por un trazado mítico cargado de simbolismo.



Por cierto, en una de esas me metí dentro de un túnel que daba auténtico pavor pues parecía estar en obras, abandonado y sin iluminación…Finalmente conseguí situarme en la rotonda con la estatua del Bugatti T-35 donde está ubicada la capilla de Santa Devota, la referencia perfecta para comenzar el periplo monegasco.
Al principio hice el recorrido a la inversa. Y lo más impactante es comprobar in-situ la tremenda pendiente de la curva Loews ya que de esa manera se toma en subida. Tras esa vuelta y nuevamente situado en la rotonda del Bugatti ya hice el recorrido en el sentido correcto. Imprescindible.







Salida del tunel, antes del puerto…

El coche lo aparqué en uno de los numerosos parkings subterráneos de los cuales está plagada la ciudad y bien señalizados. En este caso fue justo al lado del puerto. Y si, también se pagan a base de bien…

Bueno, una vez a pie, me sentí desbordado pues cada pocos segundos pasaba un Ferrari, un Porsche, un Bentley, un Rolls,… cuesta trabajo asimilarlo, ja, ja. Lo malo es que una vez que lo asimilas hasta satura ver tanto cochazo. Digamos que al cabo de un rato ver un 997 Turbo o un Ferrari F-430 deja de ser “exclusivo”. Cualquier rincón es bueno para los avistamientos pero donde se lleva la palma es en el Casino de Monte-Carlo. Literalmente es para llevarse una silla de playa y sentarse a ver los coches pasar…tremendo.




A modo anecdótico me llamó mucho la atención la cantidad del nuevo Fiat 500C (lona) que había por toda la ciudad. Pero también me crucé con varias unidades del modelo clásico con gran sorpresa por su «humildad» aunque rizando el rizo llegué a ver un Jolly, la versión especia playera sin techo ni puertas, asientos de mimbre y un toldo a rayas a modo de capota. Una lástima que fuera otro de los tantos vehículos que escaparon de mi objetivo pues es bien raro (unos 100 supervivientes) . Respecto a los clásicos, el más abundante era el Mini. Vi varios de éstos incluso con preparación Cooper muy racing. Supongo que será por seguir con la tradición de conducir el modelo de rally por excelencia de esa zona

Por supuesto…VW aircooled. A parte de éstos, también una furgo y un cabrio…

Buggy tipo Meyer Manx de chasis largo (4 plz.)

Como decía antes… los Citroën bicilíndricos aún siguen dando caña

Pues eso, avistamientos a tutiplén que por desgracia unos cuantos se escaparon de la cámara, como por ejemplo el nuevo Ferrari F-458 Italia que por otra parte fue el único que vi. Mucho más bonito en vivo y sobre todo, espectacular, tanto que eclipsa a las anteriores berlinettas del Cavallino.














Hotel Hermitage

También el puerto es de visita obligada. A la hora de comer fue toda una sorpresa ver locales justo en el puerto a precios normales y sin por ello no ofrecer calidad. Eso sí, la bebida aunque sea un simple refresco es mucho más cara que en España, pero eso es una característica que se da a lo largo de toda Francia, incluso en los supermercados.









Lo peor de Mónaco fue el tremendo calor que sufrimos pues los termómetros sobrepasarían en momentos los 37º sumado a la humedad. El calor asfixiante fue una constante durante todo el viaje pues el país atravesaba una ola de calor; “canicule” decían en las noticias que abrían todos los informativos de televisión estando todo el país en alerta. Si no fuera por ese detalle la visita hubiera sido más placentera.








Quizás la única decepción, si se puede llamar así, es que esperaba encontrarme con modelos aún más exclusivos aunque puedo darme más que satisfecho. Digamos que uno de mis objetivos era avistar un Bugatti Veyron y otras máquinas radicales como Pagani,Ascari, Spyker,… quizás no estaba en el momento preciso porque en mejor lugar indudablemente si que estaba.

PRÓXIMAMENTE: AGDE-ANDORRA (FINAL)
1 comentario en “Viaje por el Sur de Francia, 4ª parte: MÓNACO”
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